El vino, ¿aliado de nuestra salud?
“Eres como el buen vino, entre más añeja mejor”, es un dicho popular que se suele decir cuando se quiere alabar a una dama ya entradita en años que se ve como una quinceañera. Pero, ¿por qué la comparación con el vino? ¿Puede haber acaso algo bueno en una bebida alcohólica?; en realidad así es, de hecho el vino, en cantidades moderadas, está incluido en la famosa dieta Mediterránea. Adentrémonos más en el tema y conozcamos las características y virtudes de esta bebida ancestral.
La cultura judía está muy ligada al vino; la Biblia hace mención de él en varios pasajes, algunos para denunciar los efectos penosos que causa en las personas (como aquel en el que Noé, después que pasó el diluvio, se embriagó y se quedó profundamente dormido y desnudo) y en otros para presentarlo como elemento característico de las celebraciones y festejos hebreos. En nuestros tiempos, en muchos países europeos es normal que las personas acompañen sus almuerzos con una copa de vino tinto, vino blanco o cualquiera de sus presentaciones. Si usted tiene problemas con la bebida es mejor que omita esta información; el vino tiene muchos beneficios, pero sigue siendo una bebida alcohólica.
El vino proporciona ciertas ventajas, tanto en la parte física como en la parte psicológica. Tomándolo responsablemente ayuda a prevenir y contrarrestar un gran número de enfermedades, especialmente aquellas relacionadas con el corazón y las arterias. También relaja el cuerpo y lo distensiona después de un día estresante; favorece el proceso digestivo e incluso ayuda a contrarrestar el envejecimiento.
El cerebro, el corazón y los pulmones se ven beneficiados con la ingesta moderada de vino, así lo asegura el sitio web https://elcomercio.pe/; el portal agrega que esta bebida ayuda a mejorar la memoria, a combatir la diabetes, a combatir el cáncer y a fortalecer los huesos.
De todos los vinos, el más conocido y el que más provecho reporta para nuestro organismo es el vino tinto. Tomando una copa diaria se estaría previniendo las enfermedades coronarias y los accidentes cerebrovasculares. El vino tinto aumenta el nivel de lipoproteínas de alta densidad HD en la sangre (colesterol bueno). Debido a su contenido de prolifenoles y flavonoides este vino tiene un poder antioxidante que inhibe el accionar del colesterol LDL (conozca más sobre los alimentos que reducen el riesgo de padecer problemas cardiovasculares). Otras de sus propiedades están encaminadas a facilitar la digestión de proteínas, por lo es ideal acompañarlo con carnes y quesos. Controla las infecciones urinarias, baja el riesgo de la formación de cálculos renales y disminuye el riesgo de sufrir hemorroides, entre muchos otros beneficios.
El vino tinto viene de mostos (zumo) de uvas moradas. Según al tiempo de envejecimiento que tiene lugar en las barricas y en las botellas este vino se puede clasificar como una bebida joven, de crianza, de reserva o grandes reservas. La mayoría de estos vinos tienen un sabor seco; su vida tiene una duración muy diferente de la de los vinos blancos: algunos se elaboran para ser bebidos jóvenes —como la mayoría de los vinos blancos—, mientras que otros pueden envejecer durante decenas de años y mejorar paulatinamente.